El Real Madrid jugó el partido al revés que otras noches. Empezó golpeando, con todo bajo control, y cuando la noche ya parecía muerta, la revivió en su contra con una vertiginosa caída de tensión. Después de verse 3-0, terminó sin saber qué hacer con la pelota y con el Alavés, que nunca se dejó ir pese al marcador, empujando con el empate a la vista. Un sinsentido en el que casi se evapora todo lo que había avanzado el Real.
3
Thibaut Courtois, Antonio Rüdiger, Lucas Vázquez, Ferland Mendy, Éder Militão (Jesús Vallejo, min. 79), Aurélien Tchouaméni, Federico Valverde (Luka Modric, min. 68), Jude Bellingham, Kylian Mbappé (Arda Güler, min. 79), Vinícius Júnior (Fran García, min. 89) y Rodrygo (Endrick, min. 68)
2
Antonio Sivera, Manu Sánchez (Adrián Pica, min. 70), Moussa Diarra, Santiago Mouriño, Abdel Abqar (Jon Guridi, min. 45), Hugo Novoa, Carlos Benavídez, Tomás Conechny, Antonio Blanco (Ander Guevara, min. 59), Asier Villalibre (Kike García, min. 70) y Luka Romero (Abde Rebbach, min. 59)
Goles
1-0 min. 0: Lucas Vázquez. 2-0 min. 39: Kylian Mbappe. 3-0 min. 47: Rodrygo. 3-1 min. 84: Carlos Benavídez. 3-2 min. 85: Kike García
Arbitro Alejandro Muñiz Ruiz
Tarjetas amarillas
Federico Valverde (min. 3), Vinicius Junior (min. 29), Endrick (min. 82), Modric (min. 95)
Se lo habían planteado muy en serio. Pese a la cercanía del derbi en el Metropolitano, el último estadio donde ha perdido en la Liga, hace ya más de un año, Ancelotti no se guardó nada para recibir al Alavés. El italiano ha emprendido la búsqueda de la armonía en el funcionamiento, y eso se encuentra sobre el campo, sobre todo en tiempos de calendarios apretados y escasez de sesiones de entrenamiento. Además, su equipo tenía una tarea pendiente. El sábado, antes de jugar contra el Espanyol, les había retado a marcar antes del descanso, algo que solo habían logrado una vez en los seis partidos anteriores. El empeño fue notable. Tiraron 14 veces. Aunque sin premio, algo así no les había sucedido nunca en casa en cinco años.Contra el Alavés, el Real pareció retomar el hilo de la historia donde lo había dejado el sábado, con Vinicius inalcanzable. El reto les duró 54 segundos. Valverde cruzó un centro larguísimo de derecha a izquierda, el brasileño se lanzó por la línea de fondo, dribló y echó atrás una pelota que embocó Lucas Vázquez. Ese movimiento de Vinicius, aunque lo repita mil veces, aunque se conozca de memoria, sigue resultando letal. Su capacidad para producir veneno desde la izquierda es formidable.Cumplido el reto de anotar en el primer acto, el Madrid se aplicó a engrasar las conexiones entre sus atacantes, en particular por la izquierda, donde se juntaban Vinicius, Bellingham y Mbappé. El Alavés resistía con orden, una entrega atenta y generosa, y pierna firme. En ese paisaje superpoblado fueron afinando sus movimientos. La música a la que baila cada uno cada vez se parece más. Bellingham, el conector de los tres de arriba, va encontrando al francés. Y Mbappé va afinando con el instante en el que aparecer al encuentro de sus balones filtrados. Así llegó su gol: entró por el centro, se cruzó con el pase del inglés, recortó y marcó. El tanto también fue el tramo más sinfónico de un equipo que persigue la afinación. Llegó tras 26 pases, el gol más elaborado de cualquier equipo en lo que va de Liga.40 minutos, dos tiros y dos goles. Todo lo contrario del asedio infructuoso de la última noche en el Bernabéu. Entre los dos tantos, otra colección de arranques agitados de Vinicius, quejoso con las entradas. El árbitro no veía lo mismo y acabó mostrándole la amarilla. Eso sí fue como el sábado.El partido iba en una sola dirección. El Alavés disfrutaba de escasos tramos fugaces con la pelota manejados por Antonio Blanco. Sin descomponerse. Pero el Real vivía muy alerta, en particular Valverde, rapidísimo en el corte, omnipresente, dueño de la franja central con Tchouameni.La función del Madrid se desarrollaba con la fluidez de la maquinaria que se va ajustando. A la vuelta del descanso, otro zarpazo. No habían transcurrido tres minutos cuando Lucas Vázquez lanzó a Rodrygo por esa banda derecha tan poco explotada pero de la que el brasileño cada vez extrae más. Una carrera, un regate, unas pisadas en el área y un gol entre las piernas de Sivera.Calma chicha en el Bernabéu. Tanto, que Endrick tuvo algo más que migajas. Salió con más de 20 minutos por delante, aunque con la excitación de siempre. Apenas había pisado el campo cuando cazó un balón perdido y lo estrelló en el palo. Hubo incluso espacio para peticiones del público. Vallejo asomó por primera vez en mucho tiempo a calentar en la banda y la grada lo celebró. Y luego lo solicitó: “Carletto, saca a Vallejo”, coreaba el fondo sur. El italiano tenía preparado a su lado para salir a Güler y terminó rindiéndose: hizo una seña al banquillo y Vallejo entró con el turco.La placidez se demostró excesiva. Protesoni acertó con un tirazo desde fuera del área poco después de que Rebbach hubiera dado al palo, y Kike García anotó el segundo del Alavés al aprovechar un balón a la espalda. El susto frustró el debut del canterano Jacobo Ramón, que ya se había asomado al campo desde la banda, pero al que Ancelotti devolvió a toriles. De repente, se vio cerca de perder lo que había acumulado. Tras el desarrollo del choque, el final dejó un alivio extrañísimo en el Bernabéu.