Esta es una entrega de la newsletter semanal de México, que puede seguirse gratuitamente en este enlaceEste año ha sido profundamente político en México, con un proceso electoral que madrugó más de la cuenta y un nombre propio, Claudia Sheinbaum. Los mexicanos sabían que 2024 quedaría en la historia por llevar por primera vez una mujer a la presidencia del país, solo faltaba decidir quién de las contendientes lograría la victoria y las encuestas coincidieron con el gusto de la población: la morenista, sucesora del carismático presidente, revalidó y mejoró el granero de votos el 2 de junio, dejando enormes mayorías en las Cámaras y un gabinete renovado que hizo guiños a la procedencia académica de la presidenta. Las ciencias han elevado su rango en el Gobierno y se ha designado a Citlalli Hernández como titular de la nueva Secretaría de las Mujeres. El año concluye con un mensaje de Navidad presidencial en el que destacaba un abeto con enormes bolas de color morado.El tsunami morenista ha dejado a la oposición desnortada y sumida en procesos internos de renovación que no acaban de ayudar a la remontada. La nueva dirigencia del PAN, el partido opositor de quien se espera que agarre las riendas para contrarrestar el poder del Gobierno, no acaba de convencer a muchos de sus correligionarios; y el PRI, cuya muerte se viene vaticinando desde hace tiempo, resiste en una suerte de autodestrucción que ha situado de nuevo a su presidente, Alejandro Moreno, al frente de un partido que él mismo ha dejado en su peor momento histórico.Así andaban las cosas en el terreno doméstico cuando cayó la bomba Donald Trump. El republicano ganó las elecciones estadounidenses y en México no se ha dejado de hablar de las consecuencias que ello traerá desde entonces. Las recurrentes amenazas sobre la migración, los aranceles económicos y la guerra contra el narco mantienen en vilo al Gobierno de Sheinbaum a la espera de que el magnate tome posesión en enero. El año que viene estará estrechamente relacionado con las políticas que se compartan a un lado y otro de la enorme frontera que separa y une a ambos países.En el terreno de la violencia, que nunca cesa, 2024 ha contado con un episodio de altura, la detención del Mayo Zambada, el capo entre los capos, que fue subido a una aeronave y aterrizado en Estados Unidos en una operación que aún tiene algunos cabos sueltos sobre la verdad de lo ocurrido aquel 25 de julio. El suceso, con todos los elementos para armar sin problemas una serie televisiva, tuvo como resultado la esperable ola de violencia en el territorio del detenido, Sinaloa, donde los muertos se cuentan por centenares y el ruido no amaina.Chiapas, Guanajuato, Michoacán, Jalisco han seguido sumando víctimas al enorme cementerio mexicano, donde la estadística se ha enquistado en unas 100 muertes violentas al día. Guerrero es otro de los Estados descompuestos por las balas, pero la tragedia este 2024 vino de la mano de la naturaleza. El huracán John descargó toda su furia en Acapulco dejando miles de afectados y más de 20 cadáveres, algunos de los cuales se los tragó el mar y no han sido recuperados. Las lluvias que siguieron después complicaron una situación que está lejos de resolverse a pesar de las ayudas que se han destinado. Quienes pensaron que aquella hecatombe bíblica podría servir para el renacimiento de una ciudad azotada por la violencia se equivocaron. Las pistolas siguen haciendo estragos en la perla turística de Guerrero y en la montaña. La capital, Chilpancingo, también ha vivido un año de terror, con el narco azuzando a la población contra el Estado. El asesinato del secretario de Seguridad, Francisco Tapia, seguido apenas tres días después por la decapitación del alcalde, Alejandro Arcos, conmocionaron a una ciudad que está acostumbrada a todos los horrores.El vía crucis que vive Guerrero tuvo un capítulo sonado en la primavera. En Taxco, una de las más bellas ciudades del Estado, una mujer fue linchada en público, a plena luz del día y bajo el foco de decenas de cámaras de los periodistas que estaban en la localidad para cubrir su famosa Semana Santa. No es que falten linchamientos en México, pero este llegó con el catálogo de atrocidades completo, la muerte a golpes de una mujer sospechosa de haber colaborado en el asesinato de una niña ante la inacción sorprendente de las fuerzas policiales, que se revelaron torpes hasta en las declaraciones públicas.Imposible siquiera tratar de resumir un año en unas pocas palabras, pero no todo han sido horrores. La Feria Internacional del Libro de Guadalajara, una de las citas culturales más significativas que México regala al mundo, ha celebrado un éxito nunca visto. Asistencia masiva y ventas que han dejado muy pequeñas las de años anteriores pusieron un poco de sosiego en el panorama nacional. Por unos días, el país hablaba de libros y de cultura en un Estado que normalmente ofrece páginas más violentas.México iniciará el próximo año con todo un nuevo sexenio por delante para tratar de combatir matanzas e injusticias. No será fácil. Tampoco lidiar con los nubarrones económicos que puedan llegar desde el lado estadounidense. Hay tarea por hacer.
Claudia Sheinbaum: México 2024: una mujer en la presidencia de un país bajo las balas
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