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Terminó la espera. Este 5 de noviembre, Estados Unidos acude a las urnas para elegir a su nueva o nuevo presidente. Son millones de personas quienes están convocados a salir a votar para elegir al próximo presidente o presidenta, que se suman a los casi 75 millones que ya emitieron sus votos anticipados.Al cierre de sus respectivas campañas, tanto Kamala Harris como Donald Trump vivieron su último día con emociones a tope, viajando y recorriendo los estados más disputados para intentar convencer a los votantes indecisos y reforzar el mensaje con sus bases, y con ello, definir el rumbo de la elección.Kamala Harris pasó su último día de campaña en Pensilvania, con mítines en Allentown, Pittsburgh y Filadelfia, mientras que Trump no perdió ni un segundo y se lanzó a tres estados disputados, con actos en Carolina del Norte, Pensilvania y Michigan. El republicano tuvo su último evento en Grand Rapids, Michigan, como en las dos ocasiones anteriores.Ya con la apertura de casillas en prácticamente todos los distritos electorales, ambos candidatos llegan en empate técnico. De acuerdo con la última encuesta del Washington Post, Harris lidera en 4 de los 7 estados clave con una ventaja de dos puntos, en tanto que el New York Times y Siena College también dijeron que Harris está por delante en cuatro estados, empatando en Pensilvania y Michigan. Por otro lado, FiveThirtyEight reportó una ventaja demócrata de un punto, mientras que The Wall Street Journal destapó que el republicano supera a su rival por dos puntos.En este marco, durante uno de los cierres de campaña, Trump sacó una carta de último momento, hablando claramente a sus bases republicanas y radicales cuando afirmó que de ser elegido presidente, de inmediato advertiría a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, que debe frenar el flujo de migrantes y cárteles de las drogas hacia Estados Unidos o se impondría una tarifa de 25% a las exportaciones mexicanas, incluso incrementándose 50, 75, o hasta 100% de no conseguirlo.“Si no detienen este embate de criminales y drogas que vienen a nuestro país, voy a imponer inmediatamente una tarifa de 25% a todo lo que envíen a Estados Unidos”, dijo Trump a sus simpatizantes en Raleigh.Está claro que la amenaza de no algo menor, ya que afectarían a las exportaciones, la creación de empleo formal, la inversión extranjera directa y el crecimiento económico. Inclusive, generaría posibles recortes en la calificación crediticia de la deuda soberana de México.Además, el tipo de cambio subiría probablemente a nuevos máximos históricos. Esto, de ser más catastróficos, sería el equivalente a deshacer el Tratado México, EUA, Canadá (T-MEC).Como país miembro de este importante acuerdo comercial, México se beneficia de la eliminación de los aranceles de exportación al vender productos a Estados Unidos y hoy, gracias al nearshoring, nuestro país ha reforzado su papel económico, consolidándose como el principal socio comercial de Estados Unidos.De acuerdo con el texto del T-MEC, para que los productos exportados califiquen en la eliminación o exención de aranceles, deben cumplir con ciertos requisitos de contenido que especifican qué porcentaje del valor debe ser de origen en los países que firman el acuerdo. Y aunque el aumento de las actividades derivadas de la relocalización no ha cambiado las reglas para las tarifas comerciales al exportar a Estados Unidos, las empresas extranjeras que trasladan su producción a México pueden obtener ventajas significativas, como la reducción o eliminación de aranceles.Un estudio realizado por investigadores del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y de la Universidad de California, revela que entre 2017 y 2022, las exportaciones chinas hacia EU bajaron, sin embargo, la distancia comercial entre ambos países no es tan profunda como parece.“Los resultados muestran que el desacoplamiento es real, pero que las cadenas de suministro siguen entrelazadas con China”, argumenta el análisis presentado en una conferencia sobre fragmentación geoeconómica global organizada en mayo del año pasado por el FMI.En dicho estudio se explica que las empresas chinas han encontrado distintas maneras de evitar indirectamente los aranceles impuestos por Estados Unidos para seguir exportando a la primera economía del mundo y ahora lo hacen a través de México.Explicado de otra manera, cada vez hay más firmas chinas que están abriendo plantas en otros países desde los cuales pueden exportar al mercado estadounidense sin tener que pagar aranceles porque, en estricto sentido, no es un producto proveniente de China. Y en otros casos, países como México, compran a proveedores chinos muchas de las partes que requieren para fabricar sus productos y luego ensamblan en sus países el producto final.Una de las ventajas de México con el acuerdo comercial, es que el “ensamblaje” o la fabricación del producto final está regulado en el tratado, o sea, que para que un producto sea “Made in México”, debe tener determinados porcentajes de valor agregado local, beneficiando a la economía mexicana y evitando que sea considerada como país de paso.Cabe destacar que, en 2023, México puso fin al dominio de 16 años de China como principal exportador a Estados Unidos. Según datos del INEGI, nuestro país recuperó ese lugar con un valor de exportaciones de 418,300 millones de dólares, sin embargo, tenemos competidores que también quieren ocupar el espacio que China está dejando abierto. Países como India, Vietnam, Polonia o Indonesia también ven y quieren aprovechar las oportunidades en medio del conflicto comercial y geopolítico entre chinos y estadounidenses.Con todo esto, la amenaza declarativa de Donald Trump sobre la imposición de aranceles deja de ser retórica y puede ser determinante para millones de mexicanos que hoy podrán salir a votar.

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