A lo largo de la historia se han escrito miles de libros que se convirtieron en un parteaguas para crear los géneros literarios que conocemos hoy en día; lamentablemente, cuando se trataba de alguna mujer escritora, su nombre normalmente era borrado o simplemete reemplazado por un “anónimo” y aunque ésto tiene todo que ver con el sistema patriarcal que se encuentra arraigado en la sociedad desde tiempos remotos, actualmente se sigue perpetuando este borrado de mujeres a través de méritos regalados a autores que no lo merecen. Un ejemplo de ello es Mary Shelley, una escritora extraordinaria desde una temprana edad, es ampliamente reconocida como la autora que inauguró el género de la ciencia ficción con su novela “Frankenstein” en 1818, escrita cuando tenía apenas 18 años. Y es que a pesar del impacto de su libro, a menudo se le pasa por alto el hecho de que, además de su contribución literaria, Shelley desafió las normas patriarcales de su tiempo, tanto en el contenido de su obra como en su propia vida. Hija de Mary Wollstonecraft, una de las primeras feministas reconocidas, y del filósofo radical William Godwin, Shelley creció en un ambiente profundamente influenciado por las ideas de equidad de género y libertad intelectual. Aunque su madre murió poco después de su nacimiento, el legado feminista de Wollstonecraft influyó en la obra de Shelley, quien desarrolló un profundo sentido de la opresión que sufrían las mujeres en su tiempo. En este contexto, “Frankenstein” puede leerse no solo como una crítica al avance desmedido de la ciencia, sino también como un comentario implícito sobre el papel de las mujeres en un mundo dominado por hombres. Mary Shelley, la verdadera inventora del género de ciencia ficción De acuerdo con testimonios de la época, el proceso creativo de “Frankenstein” se gestó durante un verano inusualmente frío en 1816, en una villa en Ginebra, Suiza, donde Shelley se encontró en compañía de su esposo, el poeta Percy Bysshe Shelley, y el célebre poeta Lord Byron. Fue en este ambiente de discusiones literarias y científicas que Mary concibió su “progenie monstruosa”, como ella misma la llamada más tarde. En definitiva, Mary Shelley, a los 18 años, no solo creó un género literario, sino que también abrió una puerta para futuras generaciones de escritoras de ciencia ficción.Fotografía: Pinterest/Mauro Brito. Es así como en “Frankenstein”, Mary Shelley muestra una visión sombría de la ciencia patriarcal a través de su personaje principal, Victor Frankenstein, un científico que usurpa el poder femenino de la creación al darle vida a una criatura sin la intervención de una mujer. Esta elección literaria refleja una crítica a la época en la que los avances científicos y tecnológicos eran controlados exclusivamente por hombres, marginando a las mujeres y su papel en la vida, especialmente en la reproducción. Al negar a las mujeres cualquier participación en la creación de vida, Shelley destaca el peligro de una ciencia deshumanizada y carente de empatía, un tema que se ha vuelto aún más relevante en la actualidad con el debate sobre la ética en la biotecnología y la inteligencia artificial. Y es que a pesar de que los personajes femeninos en “Frankenstein” juegan un papel secundario y muchas veces trágico, la ausencia de figuras femeninas fuertes en la trama es, en sí misma, una declaración feminista. No es casualidad que los personajes femeninos mueren o son eliminados de la narrativa, lo que refleja cómo el desarrollo científico masculino prescinde de las mujeres y las relega a roles pasivos, un comentario sobre la invisibilización de las mujeres en la ciencia y la sociedad de su tiempo. Mary Shelley es, por derecho propio, una pionera no solo de la ciencia ficción, sino también de la lucha por una mayor representación y reconocimiento de las mujeres en todas las facetas de la vida.Fotografía: Pinterest. La obra de Shelley, por tanto, es más que una simple novela de terror gótico o una advertencia sobre los peligros de la ciencia desenfrenada, es una crítica sutil pero poderosa sobre la exclusión de las mujeres en esferas de poder y conocimiento. Aunque las críticas feministas del siglo XIX y principios del XX no reconocieron plenamente esta dimensión en “Frankenstein”, los estudios contemporáneos han revelado cómo Shelley abordó de manera revolucionaria el papel de la mujer, no solo en la literatura sino también en el discurso científico y social. El legado feminista de Mary Wollstonecraft en las obras de su hija Mary Wollstonecraft fue una de las primeras filosofías en abogar por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, en su obra más conocida, “Vindicación de los derechos de la mujer” (1792) , defendía la idea de que las mujeres no eran inferiores a los hombres por naturaleza, sino por la falta de acceso a una educación adecuada. Wollstonecraft proponía una educación igualitaria y argumentaba que las mujeres debían ser vistas como seres racionales e independientes, capaces de contribuir al ámbito público y político en igualdad de condiciones. Su legado feminista influyó en la obra de su hija, Mary Shelley, aunque de manera más sutil y literaria, pues en “Frankenstein” (1818), Shelley explora temas que pueden interpretarse como una crítica a la estructura patriarcal. Victor Frankenstein, con su búsqueda de poder y aislamiento emocional, representa las consecuencias de una educación centrada en el conocimiento de los valores humanos, algo que Wollstonecraft también criticaba. El legado de Wollstonecraft se percibe en las obras de Shelley a través de la crítica al patriarcado y la representación de mujeres que desafiaban los límites impositivos de la sociedad.Fotografía: Pinterest. En su novela distópica “El último hombre” (1826), Shelley presenta personajes femeninos más fuertes, como Adriane, que desafiaban los roles de género tradicional. Este tipo de personajes, mujeres autónomas y capaces, se conectan directamente con el ideal de Wollstonecraft de una mujer educada y empoderada, por lo que aunque no es una obra feminista específica, Shelley refleja preocupaciones similares a las de su madre respecto al potencial de las mujeres para asumir roles de liderazgo. ¿Por qué Mary Shelley no es considerada como la pionera de la ciencia ficción? Durante el siglo XIX y buena parte del XX, la crítica literaria y las narrativas históricas estuvieron dominadas por hombres, lo que marginó las contribuciones de las escritoras. En el caso de Shelley, su obra “Frankenstein” fue vista inicialmente como una extensión de las ideas de su esposo, Percy Bysshe Shelley, lo que redujo su protagonismo como autora independiente; además, el prejuicio de género en la crítica literaria de la época la invisibilizó durante muchos años. Otro factor fue el encasillamiento de “Frankenstein” dentro del género del terror gótico, lo que impidió que se la considerara parte del emergente género de la ciencia ficción. A pesar de que la novela explora temas científicos, como la manipulación de la vida mediante la tecnología, su enfoque en lo monstruoso y lo sobrenatural la hizo ser interpretada como una obra de terror, esto favoreció que autores masculinos posteriores, como H.G. Wells y Jules Verne, se consolidaran como los padres del género de ciencia ficción, relegando a Shelley a un segundo plano. Aunque sus enfoques son diferentes, ambas comparten un compromiso con la idea de la autonomía femenina y la crítica a las estructuras sociales que subyugan a las mujeres.Fotografía: Pinterest/Joan Guardiet. La marginalización de las mujeres en la ciencia ficción durante gran parte del siglo XX también contribuyó a la falta de reconocimiento de Shelley. Aunque fue la primera en explorar los peligros y las implicaciones éticas de la ciencia en sus obras, el género fue dominado por hombres, tanto en términos de autores como de lectores, lo que hizo que las contribuciones femeninas fueran minimizadas; durante décadas, las mujeres fueron excluidas de este tipo de narrativas, perpetuando la idea de que la ciencia ficción era un campo masculino. No fue hasta el surgimiento de la crítica feminista en la segunda mitad del siglo XX que se reevaluó la obra de Mary Shelley desde una perspectiva más equitativa. Es así como investigaciones modernas han resaltado cómo “Frankenstein” no solo fue la primera novela de ciencia ficción, sino que también ofrecía una crítica implícita al patriarcado y la exclusión de las mujeres en la ciencia y la creación. Este reconocimiento tardío subraya cómo el legado de Shelley como pionera del género fue ignorado durante generaciones debido a factores sociales y de género. 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Ni Julio Verne, ni Edgar Allan Poe: ella fue la primera mujer en escribir una obra de ciencia ficción a los 18 años
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